La Iglesia de San Martín de Tours, un nombre que evoca historia, arte y fe, se alza como un testimonio del paso del tiempo y la devoción humana. Conocida por los valencianos como la Iglesia de San Martín, su nombre oficial, Iglesia parroquial de San Martín Obispo y San Antonio Abad, nos habla de su doble advocación y su profundo arraigo en la tradición cristiana. Este templo, ubicado en la calle San Vicente de Valencia, no solo es un lugar de culto, sino también un Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico Artístico Nacional, que nos invita a descubrir la riqueza arquitectónica y cultural de la ciudad.
Un Legado de la Reconquista
La historia de la Iglesia de San Martín se remonta a la reconquista cristiana de Valencia, un momento crucial en la historia de la ciudad. En 1238, Jaime I, aprovechando una de las mezquitas existentes, fundó este templo parroquial. Sin embargo, el paso del tiempo demostró que las dimensiones iniciales eran insuficientes para las necesidades de la creciente comunidad cristiana.
Fue en 1372 cuando se decidió construir una nueva iglesia, la que hoy conocemos, con un estilo gótico que marcó su estructura y su esencia. La construcción de la iglesia se llevó a cabo con una planta irregular, motivada por la necesidad de adaptarse a las calles preexistentes, lo que le confiere un carácter único y distintivo.
Un Viaje a través de los Estilos Arquitectónicos
La Iglesia de San Martín es un testimonio de la evolución de los estilos arquitectónicos a lo largo de los siglos. Aunque su origen se encuentra en el gótico, la iglesia ha sido objeto de diversas reformas y añadidos que han enriquecido su arquitectura.
El Legado Gótico:
Del gótico original se conservan los muros exteriores, incluyendo el óculo cegado de la fachada. En este espacio destaca la obra de Pierre Van Béckere, importada en 1494, que representa en bronce una escena de San Martín y el Pobre. La esquina de la fachada se adorna con una torre del siglo XVII, que contrasta con el estilo gótico original.
El Renacimiento y el Barroco:
En el interior, el estilo gótico se difumina con la incorporación de elementos renacentistas y barrocos. La bóveda con casetones del ábside es un ejemplo del Renacimiento, mientras que el revestimiento de la nave, realizado entre 1735 y 1753 por el arquitecto José Herrero y el escultor Francisco Vergara, refleja la influencia del Barroco.
La planta irregular de la iglesia se fue regularizando con el tiempo. Se cubrieron las bóvedas de crucería de la nave central con una de cañón, y se levantaron cúpulas en las capillas, algunas de ellas ovaladas. Las imponentes columnas helicoidales con bases de jaspe dan apertura a los arcos que conducen a las capillas, donde se pueden contemplar carteles con lienzos que narran la vida de los santos. La cornisa con símbolos eclesiásticos fue creada por Francisco Vergara, completando la decoración del interior.
La Iglesia de San Martín de Frómista: Un Ejemplo del Románico Europeo
La Iglesia de San Martín de Frómista, ubicada en la provincia de Palencia, España, es un templo católico que representa un hito en la arquitectura románica. Construida en la segunda mitad del siglo XI por orden de doña Mayor de Castilla, esta iglesia formaba parte de un monasterio que hoy ha desaparecido.
Su construcción se inició en el año 1066, y su estilo se relaciona con el románico de la zona de Palencia y con la Catedral de Jaca. La iglesia es considerada uno de los principales prototipos del románico europeo, y fue incluida en el inventario retrospectivo - elementos asociados de la ampliación del Camino de Santiago en España, aprobada por la Unesco y la Unión Europea en 201
Un Viaje a través de la Historia:
La historia de la Iglesia de San Martín de Frómista está marcada por diferentes etapas:
- Siglo XI: Construcción por orden de doña Mayor de Castilla como parte de un monasterio.
- 1118: Pasa a depender del priorato cluniacense de San Zoilo, en Carrión de los Condes.
- Siglo XIII: Los monjes arriendan la iglesia para afrontar pagos, cediéndola a Don Juan Gómez de Manzanedo.
- Siglo XV: Se añaden una torre que sirve de campanario, varias dependencias para la sacristía y se produce un progresivo deterioro.
- Finales del siglo XIX: La iglesia se declara inadecuada para el culto y se acelera su deterioro.
- 1894: Se declara Monumento Nacional y se inicia su restauración bajo la dirección del arquitecto Manuel Aníbal Álvarez Amoroso.
- 1904: Finalizan las tareas de reconstrucción y la iglesia se reabre al público.
- 2010: Se realiza una labor de mantenimiento y restauración de las vidrieras.
Un Tesoro del Románico:
La apariencia exterior de la Iglesia de San Martín de Frómista es característica del románico. Sobre sus naves de escasa altura, destacan el cimborrio octogonal sobre el crucero y las dos torres cilíndricas a ambos lados de la fachada principal. Las tres naves, con bóveda de cañón, terminan en tres ábsides semicirculares.
Los muros de piedra, con escasos ventanales con arcos de medio punto, y el adorno ajedrezado de piedra que se extiende a diferentes alturas, le dan un aspecto sobrio y elegante. Bajo los aleros de las puertas y tejados se pueden observar más de 300 canecillos con figuras de animales, seres humanos y seres mitológicos o fantásticos.
La iglesia tiene cuatro entradas: una al norte, otra al occidente y dos al sur, una de ellas enfrentada a la norte y otra en el crucero. Las dos torres occidentales se rematan con un gallo, aunque el de la torre sur se perdió por el impacto de un rayo. Sobre cada uno de los hastiales se sitúa un remate circular con una cruz patada en bajorrelieve.
El Interior:
En el interior, la Iglesia de San Martín de Frómista presenta una planta basilical, formada por tres naves separadas por pilares compuestos. La nave central es más ancha que las laterales, y las tres terminan en ábsides semicirculares. La planta basilical se combina con la forma de cruz latina, con el cimborrio octogonal situado sobre el crucero.
Los ábsides albergan diversas esculturas medievales, entre las que destaca un Cristo del siglo XIII en el ábside de la nave central. La decoración del interior, aunque sobria, es de gran interés. Los capiteles de las columnas, algunos de ellos reconstrucciones modernas, muestran imágenes vegetales, animales y narrativas. Entre ellos destacan los dedicados a la historia de Adán y Eva, la fábula de la zorra y el cuervo, el de la diosa Cibeles y el denominado de la orestíada.
La puerta de acceso a la torre norte se remata con un tímpano decorado con un crismón de seis brazos, similar a los que encontramos en el San Zoilo, en Carrión de los Condes, y en la Basílica de San Isidoro de León. El ajedrezado que hay bajo las cornisas exteriores también aparece en el interior, a diversas alturas.
Consultas Habituales :
¿Cuándo se construyó la Iglesia de San Martín de Tours?
La Iglesia de San Martín de Tours, ubicada en Valencia, se construyó en 1372 con un estilo gótico, aunque su origen se remonta a 1238 cuando Jaime I fundó un templo parroquial en una mezquita existente.
¿Qué estilo arquitectónico tiene la Iglesia de San Martín de Tours?
La Iglesia de San Martín de Tours, ubicada en Valencia, combina diferentes estilos arquitectónicos. Su base es gótica, pero presenta elementos renacentistas y barrocos incorporados a lo largo de su historia.
¿Qué estilo arquitectónico tiene la Iglesia de San Martín de Frómista?
La Iglesia de San Martín de Frómista, ubicada en Palencia, es un ejemplo destacado del románico europeo, construida en la segunda mitad del siglo XI.
¿Qué elementos arquitectónicos destacan en la Iglesia de San Martín de Frómista?
En la Iglesia de San Martín de Frómista destacan el cimborrio octogonal sobre el crucero, las dos torres cilíndricas, las tres naves con bóveda de cañón, los ábsides semicirculares, los muros de piedra con escasos ventanales con arcos de medio punto, el adorno ajedrezado de piedra y los canecillos con figuras de animales, seres humanos y seres mitológicos.
La Iglesia de San Martín de Tours, tanto en Valencia como en Frómista, representa un viaje a través del tiempo y la fe. Estas iglesias nos permiten apreciar la evolución de los estilos arquitectónicos, la riqueza artística y la profunda devoción que ha inspirado su construcción. Son lugares que nos invitan a reflexionar sobre la historia, la cultura y la espiritualidad, y que nos recuerdan la importancia de preservar estos tesoros arquitectónicos para las futuras generaciones.
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