El diezmo medieval: impuesto religioso en españa

En la Edad Media, la Iglesia Católica era una institución poderosa que desempeñaba un papel fundamental en la vida social y económica de la sociedad. Uno de los pilares de su poderío económico era el diezmo, un impuesto que los fieles entregaban a la Iglesia en forma de una décima parte de sus productos agrícolas. Este impuesto, que se remonta a la época del Antiguo Testamento, se convirtió en un elemento central de la economía eclesiástica durante la Edad Media y, en gran medida, continuó vigente hasta el siglo XIX.

Índice

¿Qué era el Diezmo?

El diezmo, como ya se mencionó, consistía en la entrega de la décima parte de la producción agrícola a la Iglesia. Esta obligación se aplicaba a todos los productos de la agricultura y la ganadería, aunque en menor medida a la pesca y en algunos casos a la producción artesanal e incluso el salario. No obstante, el diezmo no se cobraba de manera uniforme. La obligación de pagar el diezmo dependía de la parroquia a la que pertenecía el campesino y del tipo de producto en cuestión. Por ejemplo, los cereales principales casi siempre se diezmaban, mientras que los productos de cultivo secundario o de reciente implantación solían estar exentos.

El porcentaje del diezmo podía variar, pero generalmente se situaba alrededor del 10%, especialmente para los cereales. Los productos menores, como la fruta o las verduras, pagaban tasas inferiores, e incluso muchas veces su importe se percibía en metálico. La recaudación del diezmo implicaba una compleja organización, con la participación de diferentes actores como los cilleros, encargados de recoger y custodiar los frutos decimales, y los dezmeros, que debían declarar la cantidad y las especies que habían diezmado ante el cura del lugar.

¿Quiénes se Beneficiaban del Diezmo?

Aunque el diezmo en teoría iba destinado al sostenimiento del culto, en la práctica, los grandes beneficiarios eran los obispos y los cabildos catedralicios. Los curas, que eran los encargados de administrar las parroquias, recibían una parte mucho menor del diezmo, y en algunos casos, como en la diócesis de Málaga en el siglo XVII, no recibían nada.

Distribución del Diezmo

Para ilustrar la distribución desigual del diezmo, podemos observar algunos ejemplos:

  • Diócesis de Málaga (siglo XVII): Obispo y cabildo recibían casi la mitad del diezmo, los beneficiados una octava parte y los curas nada.
  • Diócesis de Córdoba (mediados del siglo XVIII): El obispo percibía un 17% del diezmo y el cabildo una tercera parte, frente a un 20% de las parroquias, prestameras, beneficiados, rectores y perceptores de primicias.
  • Arzobispado de Sevilla (mediados del siglo XVIII): Obispo y cabildo percibían más de la tercera parte del diezmo, mientras que los curas solamente recibían las primicias, poco más del 2% del total, frente a un 15% de los beneficios simples.
  • Diócesis de Cádiz (inicios del siglo XVII): La mitad del diezmo iba a manos del obispo y el cabildo, el 17% a los beneficios simples, el 19% a las fábricas de las iglesias y nada a los curas.

Como se puede observar, la distribución del diezmo era altamente desigual, con los obispos y los cabildos acaparando la mayor parte de los ingresos. Esta situación generó un descontento creciente entre los campesinos, que veían cómo la Iglesia se enriquecía a costa de su trabajo.

Resistencias al Pago del Diezmo

A finales del siglo XVIII, la resistencia al pago del diezmo comenzó a aumentar. Los campesinos se quejaban de que el diezmo no se destinaba al sostenimiento del culto, sino que se utilizaba para el enriquecimiento de los obispos y los cabildos. Además, argumentaban que las tierras o los productos por los cuales se exigía diezmar tradicionalmente habían estado exentos o habían pagado una tasa inferior, o que se trataba de cultivos beneficiados por la legislación sobre nuevas roturaciones y riegos.

Las protestas contra el diezmo se intensificaron durante el Trienio Liberal (1820-1823), un período de reformas liberales en España. Andalucía, junto con la costa mediterránea y La Mancha, fue una de las regiones donde las protestas se dieron con mayor intensidad. Esto se relacionaba con el régimen de propiedad de la tierra, ya que los grandes propietarios o arrendatarios estaban mejor pertrechados para no pagar el diezmo, y con la difusión de las ideas liberales, que abogaban por una mayor libertad económica y religiosa.

El Fin del Diezmo

El diezmo, como institución, fue finalmente abolido en España en el siglo XIX, durante el reinado de Isabel II. La abolición del diezmo fue un proceso complejo que se produjo gradualmente, como resultado de la presión de los campesinos, las reformas liberales y la creciente secularización de la sociedad.

La desaparición del diezmo marcó un punto de inflexión en la relación entre la Iglesia y el Estado en España. La Iglesia perdió una importante fuente de ingresos y su poder económico se vio considerablemente reducido. La abolición del diezmo también significó un paso hacia una mayor separación entre la Iglesia y el Estado, aunque la Iglesia Católica continuó manteniendo una influencia significativa en la vida social y cultural de España.

Lo que necesits saber

¿Por qué se llamaba diezmo?

Se le llamaba diezmo porque consistía en la entrega de la décima parte de la producción agrícola.

impuesto que los fieles entregaban a la iglesia - Quién pagaba el diezmo en la Edad Media

¿Quién era responsable de recaudar el diezmo?

La recaudación del diezmo estaba a cargo de los cilleros, que eran personas designadas por la Iglesia para recoger y custodiar los frutos decimales.

¿A quién se entregaba el diezmo?

El diezmo se entregaba a la Iglesia, pero la distribución de los ingresos era desigual, con los obispos y los cabildos recibiendo la mayor parte.

¿Por qué se abolió el diezmo?

El diezmo se abolió debido a la presión de los campesinos, las reformas liberales y la creciente secularización de la sociedad.

¿Qué impacto tuvo la abolición del diezmo en la Iglesia?

La abolición del diezmo significó una reducción importante de los ingresos de la Iglesia y un debilitamiento de su poder económico. También supuso un paso hacia una mayor separación entre la Iglesia y el Estado.

El diezmo fue una institución fundamental en la economía eclesiástica durante la Edad Media y parte de la Edad Moderna. Aunque en teoría estaba destinado al sostenimiento del culto, en la práctica, los grandes beneficiarios eran los obispos y los cabildos. La resistencia al pago del diezmo, junto con las reformas liberales y la creciente secularización de la sociedad, llevaron a su abolición en el siglo XIX. La desaparición del diezmo marcó un punto de inflexión en la relación entre la Iglesia y el Estado en España, y contribuyó a la separación entre ambas instituciones.

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