El que comenzó la buena obra: un viaje por las escrituras

La frase el que comenzó la buena obra es una expresión poderosa que resuena profundamente en el corazón de muchos cristianos. Esta frase, tomada de la Biblia, nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de Dios, su amor por la humanidad y el propósito eterno que tiene para nosotros. Pero, ¿Quién es este que comenzó la buena obra ? ¿Qué obra es esa? Y ¿Cómo podemos participar en ella? Este artículo se adentra en el corazón de las Escrituras para explorar estas preguntas y descubrir el significado profundo detrás de esta frase tan significativa.

Índice

El Origen de la Buena Obra: Una Mirada a las Escrituras

La frase el que comenzó la buena obra aparece en la Biblia en el libro de Filipenses, específicamente en el capítulo 1, versículo 6: estoy seguro de que el que comenzó en ustedes la buena obra la irá perfeccionando hasta el día de jesucristo. Este pasaje nos habla de un Dios que no solo inicia un proceso, sino que también lo lleva a su culminación. Dios no nos deja a la deriva, sino que nos acompaña en cada paso del camino.

¿Quién es el que comenzó la buena obra ?

La respuesta es clara: Dios. Él es el iniciador de todo lo bueno, la fuente de amor, gracia y misericordia. La Biblia nos presenta a un Dios que no es un espectador pasivo, sino un actor activo en la vida de la humanidad. Él no solo creó el entorno, sino que también se involucra en la historia humana, buscando la restauración de la relación perdida con el hombre.

A lo largo de las Escrituras, vemos ejemplos concretos de la obra de Dios:

  • La creación: Génesis 1 nos muestra a un Dios que, con su palabra, crea el universo y todo lo que hay en él. Esta creación es un acto de amor, un regalo para la humanidad.
  • La elección de Abraham: Génesis 12 relata la historia de Abraham, el padre de la fe, elegido por Dios para ser la fuente de bendición para todas las naciones. Dios inicia una relación especial con Abraham, prometiéndole una tierra y una descendencia numerosa.
  • La liberación de Israel: El Éxodo es un relato impresionante de cómo Dios liberó a su pueblo de la esclavitud en Egipto. Este acto de liberación es un símbolo de la obra de Dios, rescatando a su pueblo de la opresión y guiándolo hacia la libertad.
  • La venida de Jesús: El Nuevo Testamento nos presenta a Jesús, el Hijo de Dios, que vino a la tierra para morir por los pecados de la humanidad. Su muerte y resurrección son la culminación de la buena obra de Dios, ofreciendo la posibilidad de reconciliación con Él.

La Buena Obra: Más Que un Simple Comienzo

La buena obra que Dios comienza no es un simple proyecto que se abandona a su suerte. Es un proceso que se desarrolla a lo largo de la vida del creyente, un camino de crecimiento y transformación. La buena obra es un proceso dinámico, que involucra:

  • Salvación: Dios nos salva de la condenación eterna a través de la fe en Jesucristo. Esta es la base de la buena obra, el inicio de un nuevo camino.
  • Santidad: Dios nos llama a la santidad, a vivir vidas separadas del pecado y dedicadas a su servicio. Este es un proceso continuo, un crecimiento en la gracia.
  • Servicio: Dios nos llama a servir a los demás, a amar al prójimo como a nosotros mismos. El servicio es una expresión tangible de la buena obra que Dios ha comenzado en nosotros.
  • Misión: Dios nos llama a compartir las buenas nuevas de su amor con el entorno. La misión es la extensión de la buena obra, llevando la esperanza de la salvación a otros.

El Rol del Creyente en la Buena Obra

Si bien Dios es el que inicia la buena obra, nosotros tenemos un papel fundamental en su desarrollo. No somos meros espectadores, sino participantes activos en este proceso. Nuestra colaboración con Dios se traduce en:

  • Fe: La fe en Jesucristo es el punto de partida para participar en la buena obra. Es creer en su sacrificio y permitir que su gracia transforme nuestras vidas.
  • Oración: La oración es un diálogo continuo con Dios, donde le pedimos su tutorial y fortaleza para seguir su camino. A través de la oración, nos alineamos con su voluntad y le permitimos que trabaje en nosotros.
  • Obediencia: La obediencia a la palabra de Dios es esencial para participar en la buena obra. Significa seguir sus mandamientos y vivir de acuerdo con su voluntad.
  • Amor: El amor es el motor de la buena obra. Amar a Dios y al prójimo es la esencia de la vida cristiana, la expresión tangible de la gracia que hemos recibido.

La Perseverancia en la Buena Obra: Un Compromiso con Dios

La frase la irá perfeccionando hasta el día de jesucristo nos recuerda que la buena obra no termina en este entorno. Es un proceso que se extiende hasta la eternidad. Dios, en su fidelidad, nos acompaña en cada paso del camino, ayudándonos a superar los desafíos y a crecer en la gracia.

Es importante destacar que la buena obra no siempre es fácil. En el camino encontraremos obstáculos, pruebas y tentaciones. Pero Dios nos ha prometido su ayuda, su fortaleza y su presencia. Podemos confiar en Él, sabiendo que él no nos dejará solos.

Lo que necesits saber sobre aquel que empezó la buena obra

¿Qué significa perfeccionando la buena obra?

La palabra perfeccionando no implica que Dios nos convertirá en seres perfectos en esta vida, sino que nos irá transformando a su imagen, haciéndonos más semejantes a Cristo. Es un proceso continuo de crecimiento espiritual.

¿Cómo puedo saber si Dios ha comenzado una buena obra en mí?

Si experimentas un cambio en tu corazón, un deseo de seguir a Dios, una nueva pasión por servir a los demás, es una señal de que Dios está trabajando en ti.

¿Qué sucede si no persevero en la buena obra?

La Biblia nos advierte que el que no persevera en la fe corre el riesgo de perder la salvación. Es importante mantener una relación constante con Dios, alimentando nuestra fe y buscando su tutorial.

Una Invitación a Participar en la Buena Obra

La frase el que comenzó la buena obra es una invitación a reflexionar sobre el amor de Dios por nosotros, su deseo de transformarnos y su promesa de llevarnos a la perfección. No somos solo beneficiarios de la buena obra, sino también participantes activos en ella. Debemos seguir adelante, confiando en Dios, buscando su tutorial y sirviendo a los demás con amor.

La buena obra es un camino de esperanza, un viaje de transformación que nos lleva a la plenitud de la vida en Cristo. Es un privilegio participar en ella, y un honor colaborar con Dios para que su obra se extienda por todo el entorno.

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